El desarrollo del cartel en Polonia coincide con el resto de Europa se remota en los finales del siglo del pasado a esa luz que brillo en sus orígenes, Toulouse Lautrec. Las circunferencias históricas, la voluntad de sus creadores han hecho que el afiche polaco, a partir de la segunda mitad de la centuria actual tenga un género diferente, a la diferencia a la habilidad en el occidente Europeo. Resulta una forma artística de comunicación virtual, muchísimo antes que la utilización publicitaria. Ya que resplandece en cada producto la esencia de todo cartel autentico, o sea, una imagen clara, fuerte, capaz de sorprender, de golpear la sensibilidad del observador y un texto mínimo bien preciso.

Dos factores que ayudaron en Polonia sin duda a definir una economía de mercado y el afán libertario en medio de un régimen político esclavizante. En la sociedad comunista de Polonia, establecida después de la guerra, surge la “Escuela polaca del Cartel” adquiriendo un gran prestigio, cada artista tenía una diferente tendencia respecto al estilo entre sí, surgen artistas destacados como Miecziyslaw Górowski, Trevkovsky y Heri Tomaszewsky, obteniendo grandes éxitos en los años 60.

Uno de los maestros de la escuela polaca del afiche Wasilewki, nació en Varsovia en 1942, de la mano de un maestro Henryk Tomaszsewski, unos de los impulsores de este movimiento plástico en Polonia, convirtiéndose este en un exponente fundamental. Los afiches de Wasilewki se presentan ante el espectador como un desafío, sus obras se conocen en todo el mundo y han sido premiadas en diferentes bienales y encuentros, y así como ejerce la docencia en la academia de bella artes de Varsovia, como sucesor de Tomas Zewski a enseñado su conceptos y técnicas en Norteamérica en medio oriente y Europa.

Las interpretaciones de Górowski para sucesos y personajes históricos clan hondo y abarcan desde el ciudadano y la patria oprimidos, desde el anuncio de estrenos teatrales.

Existen expositores en Polonia como ya ha sido mencionado antes como: Wolkuski, Staysy Sadowski, el primero demuestra una fortaleza lineal pero un repertorio menos variado, salvo el cartel donde una de las piedras acostumbradas se convierte en un desesperado rostro que clama, Sadowski manifiesta un humor dramático y un paradigma bien evidente, las fisonomías de Ensor.

En cuanto Staysy, sus héroes lucen algo caricaturesco y sus caras reiteradas, mientras portan manos y brazos recogidos directamente de la fotografía. Luego ya independientes de Górowski, aparecen otros participantes de este conjunto representado por la colonia de la embajada en Chile. Weslaw Rosocha, por ejemplo aporta un par de afiches sin color y desplegados bajos claros oscuros nocturnos. Olbinski recoge con propiedad de funciones del teatro lírico. Aparecen las perfectivas arquitectónicas en grises de Cznerniawinski, se prolongan al infinito y cogen al espectador.

Los diseñadores gráficos se unen con los productores de películas, escritores y artistas de las Bellas Artes en la Unión Polaca de Artistas. Las obras de los artistas como Tadeusz Trevkovsky y Heri Tomaszewsky expresaban las trágicas aspiraciones y los recuerdos, que estaban íntimamente ligados al alma y sentimientos nacionales de Polonia en la Posguerra.

El Cartel ha llegado a ser un orgullo nacional en Polonia y su papel en la vida cultural, ha sido de singular importancia. El 1964 se inicia en Varsovia la primera Bienal del Cartel Internacional y en Wilanow, cerca de Varsovia se establece el Muzeum Plakatu, primer museo a nivel de mundial dedicado únicamente al Cartel Artístico. Los diseñadores de carteles polacos han logrado algo que es raro en la historia de las Artes Visuales. A un grupo de artistas individuales se les ha dado la libertad de expresar sus actitudes personales, investigaciones gráficas, y hasta sus fantasías particulares. Durante la década de los 50´s el cartel polaco comenzó a reconocerse en todo el mundo.

La famosa escuela polaca del afiche y las importantes opiniones influenciadas por Górowski.

La escuela ha reflejado la tormentosa historia de este pueblo y sus aspiraciones de libertad e independencia. “Al afiche tiene un carácter utilitario (como ya mencionado), porque alguien manda un proyecto por un motivo muy concreto. La respuesta que se da es muy personal se puede decir que es una creación por invitación”, se dice que el afiche representaba la posibilidad de comunicarse, de mantener arriba el animo del pueblo polaco en medio de una crisis de dominación ideológica. Luego después de la segunda guerra mundial se creo una escuela artística llamada realismo social esta escuela daba cabida solo a las manifestaciones que realizara al régimen, por ejemplo, una representación artística de la labor del trabajador o de los éxitos del desarrollo tecnológico. Se dice que luego de haberse formado la guerra se realizo una forma sistemática en la escuela del afiche, ya que la formaron tanto los artistas que vivieron en el país como los exiliados.

Según Gorowski mediante una entrevista dice: “es autor de una serie de afiches, colaborando con la iglesia especialmente, especialmente cuando el cardenal de su ciudad fue ungido papa y para las peregrinaciones quiso a su país”.

El afiche Polaco tuvo una brillante trayectoria que sobrepaso los 100 años “La Boda” de Stanisla es considerado el primer afiche clásico en la escuela polaca, fue realizado en la ultima década del siglo XIX.

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Polonia estaba desbastada desde septiembre de 1939, con la invasión de Hitler y las tropas soviéticas provocaron enormes pérdidas humanas, industrias y agricultura debilitadas, y capital, Varsovia, casi destruida. La pintura y el diseño grafico, como muchos otros aspectos de la cultura y sociedad polaca habían dejado de existir. De esta devastación surgió la escuela polaca de carteles artísticos, reconocida internacionalmente.Tras la sociedad comunista, establecida después de la guerra, los clientes son industrias e instituciones controladas por el estado. Los diseñadores gráficos se unen con los productos de películas, escritores y artistas en La Unión Polaca de Artistas, allí se fijan las normas y los honorarios.

El primer artista polaco de carteles que apareció después de la guerra fue Tadeusz Trepkowski (1914-1956), durante la primera década después de la devastación, expreso las trágicas aspiraciones y los recuerdos que estaban profundamente fijados en el alma nacional. Involucraba la reducción de imágenes y palabras hasta que el contenido era sublimado a su más simples presentación. Unas cuantas formas sencillas para simbolizar una ciudad devastada. El famoso cartel antiguerra de 1953 contiene solo la palabra “NO”.

Después de su muerte, Henryk Tomaszewski llegó a ser el cerebro espiritual del diseño grafico, influyó mucho como profesor de la Academia de Bellas Artes de Varsovia.El cartel ha llegado a ser un venero de gran orgullo nacional en Polonia. Las radiodifusiones electrónicas no eran su fuerte tras un país comunista por lo que los carteles se consideraban muy importantes comunicadores de los eventos destacados: culturales, circos, cines, política.

Durante 1950 el cartel polaco comenzó a reconocerse en todo el mundo. El agradable estilo estético predominante era un escape del mundo sombrío de la tragedia a un mundo radiante, decorado con formas y colores. En un montaje casi casual se crearon los diseños de pedazos desgarrados o recortados de papel.

También famoso por sus películas animadas experimentales, Jan Lenica (1928) impulsó el estilo de montaje hacia una comunicación menos inofensiva y mas amenazante. Culminó con un estilo de carteles utilizando curvas de nivel fluidas y estilizadas que se entrelazaban en el espacio y lo dividían en zonas de color con forma e imagen.

La tercera tendencia importante se dirigía hacia la metafísica y el surrealismo. Franciszek Starowiejski fue uno de los primeros diseñadores gráficos que incorporó esta nueva sensibilidad metafísica en su trabajo.

En contrapunto el cartel circense ha florecido como expresión despreocupada de la magia y el encanto de este entretenimiento tradicional. Esta tradición duró hasta 1962 cuando la preocupación por la mediocre calidad en la publicidad de algunos circos inspiró el programa.

Lenica y Staroweijski se unieron a una nueva generación de diseñadores, los cuales anunciaron el peligro de que el cartel polaco podía quedar solo como estilo nacional académico. Es allí cuando aparecen diseñadores, que incluyen a Waldemar Swierzy (1931), que plasmaron visiones únicas y personales, donde el diseñador al igual que el pintor debía buscar su inspiración.

Swiertzy recurre tanto al arte del siglo veinte como al arte popular, utiliza una gran variedad de medios. Es famoso su cartel de Jimi Hendrix, el cual animó con turbulentos gestos, de gran calidad espontánea.

Un artista exiliado y radicado en Paris desde 1930, fue Roman Cieslewicz (1930), quien toma el cartel y lo transforma en un medio metafísico para expresar ideas profundas difíciles de expresar verbalmente. Incluye en sus trabajos: collage, montaje e imágenes de medio tono amplificadas a una escala que transforma los puntos en texturas tangibles. La máxima expresión de los carteles polacos se encontró en sus manos.